Programación completa del D’A Film Festival Barcelona 2021

Página web del D’A Film Festival (venta de entradas)

ANUNCIARON TORMENTA. Javier Fernández Vázquez. 88 minutos. España (2020).

Haciendo justicia a su condición de ensayo fílmico, Anunciaron tormenta se presenta como una investigación en torno al lenguaje. Por un lado, la película explora unos textos de finales del siglo XIX y principios del XX en los que los funcionarios coloniales españoles relatan la captura, en Guinea Ecuatorial, del rebelde rey bubi Esáasi Eweera. En frente, las voces de los descendientes de los bubis dan cuenta de la brutalidad criminal que se esconde bajo la corrupta aura de respetabilidad de la crónica oficial. Por su parte, para ahondar en las siniestras discrepancias entre la voz del colonialismo y la memoria persistente de sus supervivientes, Javier Fernández Vázquez, miembro del colectivo Los Hijos, construye una película cuyas imágenes parecen existir al borde de la disolución, expuestas a una luz que, en su búsqueda de la verdad, parece difuminar los contornos del propio objeto de estudio. Para evocar la fuerza conceptual, el impacto emocional y la resonancia política de Anunciaron tormenta, este crítico invita al lector a imaginar una película donde los informes del desquiciado protagonista de Zama de Lucrecia Martel se confrontaran con la dignidad infranqueable de las voces y los rostros del cine de Pedro Costa, todo ello hilvanado a la manera de la irresoluble crónica detectivesca de Zodiac de David Fincher, donde las respuestas parecen inalcanzables, mientras las pruebas y los interrogantes encienden nuestra consciencia y nuestro sentido de la (in)justicia (Entrevista a Javier Fernández Vázquez). Manu Yáñez

AUGAS ABISAIS. Xacio Baño. 25 minutos. España (2020).

Desde que nos deslumbró con su cortometraje Eco, estrenado en el Festival de Locarno de 2015, Xacio Baño se ha convertido en uno de los “cineastas de la casa” de Otros Cines Europa. Nos sentimos muy próximos a su mirada limpia, su talante meditativo y su búsqueda constante de nuevas formas fílmicas con las que explorar y compartir realidades próximas –algo que le acerca a la idea del “arte termita” que reivindicaba el crítico Manny Farber–. Después de su abordaje a un cine corpóreo en su largometraje Trote, el nuevo corto de Baño, Augas abisais (Aguas abisales) –visto en el pasado Festival de Gijón–, vuelve a la senda de Eco, en su estudio de la palabra, e incorpora un estimulante trabajo performativo en torno a la presencia y ausencia de la luz. Todo ello como una vía de acceso a la memoria desvaída pero persistente de la Guerra Civil española. A partir del estudio de las cartas de un tío bisabuelo del director, Baño explora la realidad y los mitos de aquella guerra, sin caer en el didactismo y proponiendo una inmersión sensorial y política en una realidad en la que la memoria se entrelaza con los sueños, la ciencia y la vida contemporánea (Entrevista a Xacio Baño). Manu Yáñez

UNA REVUELTA SIN IMÁGENES. Pilar Monsell. 14 minutos. España (2020).

En Una revuelta sin imágenes, la cordobesa Pilar Monsell, directora del documental África 815, nos invita a rastrear aquellas huellas “que permanecen entre nosotros”, como detalla una cartela introductoria. Para ello, nos sitúa en el Pósito de la Corredera de Córdoba, escenario en 1652 del “motín del pan”, una de las revueltas más desconocidas de la historia de nuestro país, parte de una “larga historia de resistencias” que “corre el peligro de ser borrada”. Monsell barre con la cámara los espacios vacíos del Pósito, copados por la naturaleza entre paredes medio derrocadas. Por ahí se pasean unas pocas técnicas, que buscan algo cámara y grabadora en mano, quizá alguna señal de aquel levantamiento que convirtió el Pósito derrocado en la prueba tangible de que las revoluciones tienen el poder de cambiar las cosas. Pero ya no hay más que vacío entre viejas paredes de ladrillo, que cada día acumulan más razones para desaparecer y dejar que esas ruinas mal conservadas caigan definitivamente en el olvido. Sin embargo, las mujeres están ahí, buscando.

En 1652, el pueblo cordobés se rebeló incitado por el clamor de mujeres que veían morir a sus hijos a causa de una hambruna que el acaparamiento especulativo de trigo había agudizado. Más de seis mil revolucionarios lograron recuperar el trigo de los almacenes, pero no hay, sin embargo, signos que acrediten la gesta. Sí podemos encontrar “tantos otros rostros” que los sustituyan. Son, por ejemplo, los rostros de mujeres que emergen del oscuro fondo de los cuadros del Museo Julio Romero de Torres de Córdoba. Sus expresiones se sitúan siempre en el registro de lo ambiguo, pero la voz narrativa, que habla de la pasión y del camino a la victoria proletaria, invita a que las leamos como figuras revolucionarias. También están colmados de ambigüedad y pasión acallada los ojos que observan esos cuadros, de unas visitantes que la cineasta graba mientras contemplan estáticas. Pero las “mujeres que miran a mujeres” no surgen de la nada, del negro de un fondo al óleo, sino que aparecen envueltas por color. La concatenación de figuras que cierra la cinta podría leerse como un recorrido por la historia fílmica del retrato femenino, de la Maria Falconetti de La pasión de Juana de Arco a la Marlene Dietrich de Shanghai Express. Mariona Borrull

OS CORPOS. Eloy Domínguez Serén. 11 minutos. España (2020).

Como un puñal benefactor que atraviesa las actuales medidas de distanciamiento social, el cortometraje Os corpos, dirigido por Eloy Domínguez Serén, se presenta como un vendaval arremolinado de abrazos, golpes, sacudidas… una verdadera catarsis fílmica convertida en materia antiviral para los sentidos. El escenario: el Entroido ourensano, considerado el carnaval rural más antiguo de Europa. La fecha: finales de febrero de 2020, semanas antes de la eclosión de la pandemia del coronavirus en España. El autor: Domínguez Serén, que después de ahondar en un cine más meditativo y autorreflexivo en No Cow on the Ice o Hamada se adentra en las agitadas aguas del cine de los cuerpos con la figura de Claire Denis como luminaria a seguir. Así, en el contexto actual de la pandemia de COVID-19, el carácter físico y extático de Os corpos funciona como un verdadero bálsamo sensorial-espiritual contra estos tiempos de interacciones (necesariamente) asépticas. Es interesante que Os corpos no sea una colección de momentos privilegiados. Los instantes de máxima euforia (los saltos de las personas que portan la araña, el arrebato de los tamborileros) se encadenan con tiempos casi muertos, pausas en la vorágine, transiciones. Nunca llegar a percibirse con claridad una estructura, un ordenamiento, que pudiese mermar la sensación de caos festivo y orgánico. De hecho, el nuevo trabajo de Domínguez Serén aspira a desdibujar, de la mano del carnaval, los límites entre razón e instinto, concordia y conflicto, entre una cierta idea de tradición y su subversión popular (Entrevista a Eloy Domínguez Serén). Manu Yáñez

NATURALEZA MUERTA. Carlina Astudillo. 6 minutos. España (2020).

El ejercicio de memoria interpersonal, en su vertiente más opaca y huidiza, conforma el núcleo de Naturaleza muerta, el nuevo trabajo documental de la cineasta chilena afincada en Barcelona, Carolina Astudillo. Como en la magnífica El gran vuelo, aquí el trabajo con el material de archivo le sirve a Astudillo (directora, guionista y comontadora del film) para transitar entre las esferas de lo individual y lo colectivo, alumbrando una radiografía de las tensiones subterráneas de una determinada realidad social. La película se construye a partir de la lectura, en alemán, de la carta en la que una hija le describe a su madre el hallazgo de unas viejas fotografías de su abuela, tomadas en 1940, en la Alemania nazi, en los albores de la Segunda Guerra Mundial. Mientras las imágenes van acogiendo las diferentes instantáneas, la voz de la hija, que escuchamos en off, se desplaza desde un proceder descriptivo hacia la aparición de un ímpetu fabulador. Primero se detiene en impresiones generales acerca de paisajes y fechas, pero poco a poco las especulaciones acerca de la vida pasada se imponen sobre al registro objetivo. Surgen hipótesis sobre las conductas y preocupaciones de las personas vampirizadas por la cámara fotográfica, mientras el recitado de un poema de Celan introduce una serie de elucubraciones acerca de los colores que deben esconderse tras el blanco y negro de las imágenes. Un recorrido de lo literal a lo poético que aparece puntuado por un inspirado trabajo de ordenamiento y reencuadre de las instantáneas. Un viaje de lo anecdótico a lo viencial que termina destapando el elefante en la habitación del nazismo, lo que Hannah Arednt definió como “la banalidad del mal”. Con su mirada sensible e incisiva, siempre atenta a las modulaciones emocionales de las imágenes y el relato, Astudillo compone una pieza cuyas humildes dimensiones (apenas dura seis minutos) contrastan con su imponente fuerza reflexiva y evocadora. Manu Yáñez

ELLA I JO. Jaume Claret Muxart. 20 minutos. España (2020).

Ella i jo, de Jaume Claret Muxart, explora la distancia entre una madre en Barcelona y su hija en Atenas, ambas artistas, que nunca llegan a entrar en contacto directo (la hija nunca le coge el teléfono a la madre) pero sí establecen una relación a través de la pintura. El propio director insistía, en declaraciones al Festival de San Sebastián, en que una de las razones por las que quería realizar el corto era por la posibilidad de filmar en el piso de su abuela (a la que le habían subido el alquiler y se veía obligada a abandonar el hogar), y es seguramente en el tratamiento de los espacios donde el cortometraje más destaca: de ese taller blanco y azul en un piso de Barcelona, desde el cual vemos las ventanas de los vecinos como si fuesen cuadros vivientes, pasamos a una casa en Grecia con un gran jardín que casi parece un invernadero aislado de la sociedad. Ambas mujeres (interpretadas por la propia madre del director y su profesora de literatura de bachillerato) trabajan solas y concentradas, pero el instante más precioso es aquel en que la joven pide a su hijo pequeño que guarde silencio mientras trabaja. “Yo en mi silencio haré ruido” le dice el niño. Y, efectivamente, es una sentencia improvisada que resume todo el cortometraje: las dos mujeres nunca llegan a establecer una conversación, pero las rimas en la forma en que llevan a cabo su proceso artístico se convierte en ese ruido; o, dicho de otro modo, la ausencia de diálogo no indica necesariamente la no conversación. Ella i jo recrea el plano/contraplano a partir de la imagen y el montaje. Finalmente una canción dedicada en la radio unirá por primera vez ambos escenarios pero sólo podremos ver a aquel personaje que la escucha en Barcelona y no a la que la lanza. Desconocemos si al otro lado del continente hay alguien, pero sabemos que la conversación ha tenido por fin lugar. Endika Rey

DERIVAS. Nayra Sanz Fuertes. 19 minutos. España (2020).

En Derivas, el nuevo trabajo de Nayra Sanz Fuentes, la idea de la memoria deviene un mecanismo esencial para dar forma al trabajo contrapuntístico sobre el que se asienta el film. A partir de una deslumbrante colección de estampas, en formato 4:3 y plano fijo, en las que lo natural dialoga con lo maquinal, Derivas va dando cuenta de un mundo en el que las huellas del pasado intentan pervivir ante el asalto de una modernidad fulgurante, representada en la película por los ritmos acelerados y el bullicio artificial de la industria turística. Con un sexto sentido para capturar el espíritu de un tiempo y un lugar, Sanz Fuentes encuentra partículas significantes por todas partes: en las embarcaciones varadas en la playa, en las casas en ruinas, en el tenso ajetreo de un negocio de restauración, en la expresión impávida de unos habitantes que parecen observar desde otra tiempo… Y, sin embargo, la película fluye de un modo orgánico, a medio camino entre una antropología de los rostros y una poética del paisaje. En el mayor hallazgo del film, Sanz Fuentes se detiene a observar una figura masculina que, pese a deambular por la civilización, parece no haber perdido un cierto vínculo primitivo, esencial, con la naturaleza. Esta figura tosca, melancólica y crepuscular, que se pasea por el mundo con las facciones prestadas del gran Franco Citti, se convierte, como si se tratara de una aparición pasoliniana, en un emblema del desconcierto y la resistencia ante un mundo a la deriva. Manu Yáñez

DAUCUS CAROTA. Carla Linares. 14 minutos. España (2019). Con Mariona Perrier, Yasmina Drissi, Ani Méndez, Silvia Albert Sopale, La Tita Mari.

La memoria de un tiempo detenido, anacrónico, recorre zigzagueante las imágenes de la sugerente Daucus Carota de Carla Linares, que se adentra, en clave ficcional, en el día a día de una comunidad de monjas de clausura. Sobre la matriz ordenada de un mundo rigurosamente ritualizado, enmudecido por el voto de silencio y homogeneizado por la imposición monocolor de tonalidades terrosas, Linares rastrea pequeños gestos disonantes: un movimiento a destiempo, una mirada que se prolonga demasiado o una imagen que parece fuera de lugar, como la estampa de una mano recorrida por hormigas, que invoca la fuerza subversiva del surrealismo de Buñuel. Pequeños desajustes que van resquebrajando sutilmente el retrato de la cotidianeidad de las monjas y que van abriendo la película a la sutil articulación de lo dramático y lo humorístico. Así, esquivando el subrayado de sus intenciones, Linares consigue perfilar un despertar de la conciencia y el cuerpo que aguarda, escondido en las imágenes, hasta que la exuberancia de la naturaleza desata una fantástica espiral erotizante. Un viaje de liberación que, pese a su empuje irreverente, nunca se desprende del todo de una cierta aura espiritual, una ambigüedad que enriquece y complejiza el retrato de una comunidad de mujeres varadas entre la devoción y la opresión. Manu Yáñez