Mejor largometraje: Ninguna película de 2018 me ha dado tanto como La Flor (Mariano Llinás), una obra sin duda –y afortunadamente– imperfecta que deslumbra cuando acierta y evoca hasta cuando se equivoca. Es uno de los ejercicios fílmicos recientes más generosos en ideas, gestos y discusiones que recuerdo. Todo en ella es de un horizonte inabarcable y, al mismo tiempo, un callejón sin salida. Es el equivalente a que alguien te haga un regalo perfecto que ni siquiera sabías que querías. Más que un viaje por el mundo, La Flor es un atlas.

Mejor cortometraje: Ex aequo entre dos (Super)López. Comencé el año embriagado con Aliens (Luís López Carrasco) y lo termino volando con Los que desean (Elena López Riera).

Mejor hangout movie: The Sisters Brothers (Jacques Audiard) es la película con la que mejor lo he pasado en todo 2018. Está por encima de ser una buena película: es algo más cercano a querer tomarte unas cañas con ella. Todos los elementos aquí fluyen como el agua de un río repleto de pepitas de oro.

Mejor confirmación autoral: Dragged Across Concrete (S. Craig Zahler). Todo lo bueno que Zahler prometía con Bone Tomahawk y Brawl in Cell Block 99 se ha cumplido pero, por suerte, no en la dirección en que yo me esperaba.

Mejor ópera prima: Les garçons sauvages (Bertrand Mandico) ha sido una de las grandes sorpresas del año. Un gran primer largometraje que es también la mejor película transgénero de 2018. Imágenes como la del falo cayendo del cuerpo y desapareciendo en la orilla son de las más bellas y lúgubres del año. Aquí terror y anhelo caminan de la mano.

Mejor dirección: En Roma Alfonso Cuarón mantiene un equilibrio complicadísimo entre el lucimiento y la sutilidad, el discurso y el azar, el texto y el subtexto. Me produce un cierto desasosiego asegurar que la mejor dirección del año pasa por alguien tan absolutamente controlador pero lo cierto es que pese a estar medida al milímetro, Roma también consigue algo todavía más difícil: ser una obra que, aun así, respira libremente.

Mejor coautoría: Pilar Gamboa, Elisa Carricajo, Laura Paredes y Valeria Correa por La Flor (Mariano Llinás), una película que es tan de ellas como del director.

Mejor guión: Burning (Lee Chang-Dong) anda despacito pero no da pasos en falso. Nunca llegamos a conocer del todo a sus tres protagonistas pero sí todos sus caminos. Pasa un poco lo mismo con la película: da igual si estamos ante un thriller o ante un drama porque atrapa por ambos desvíos.

Mejor guión basado en hechos reales: La muerte de Stalin (Armando Iannucci) nos ha regalado algunas de las mejores secuencias cómicas del año (“Aprobado… por unanimidad”) pero lo que más me fascina de la cinta es que lo hace desde el respeto por los hechos reales y a través un tono imposible de definir (¿es una tragicomedia? ¿es sátira? ¿es parodia? ¿es farsa? ¿es vodevil? ¿es una comedia en absoluto?). Así es como la gente muere, cuando sus historias no encajan…

Mejor línea de diálogo: Me maravilla el juego descontextualizador en el tiempo y el espacio que propone En tránsito (Christian Petzold) pero reconozco que lo que más se me ha quedado de la cinta es algo mucho más pequeño, un monólogo en el que el falso escritor protagonista habla de por qué no escribirá nunca más sobre su vida como superviviente: “Cuando era niño iba de excursión con la clase. A veces era genial. Por desgracia el profesor nos hacía redactar un pequeño ensayo titulado “Nuestra excursión”. Después de vacaciones el tema era “¿Qué hice en vacaciones?”. Después de navidades lo mismo. Llegué a sentir que vivía todos esos momentos solo para redactar el ensayo para la clase… Para los escritores en los campos de concentración todos los terribles y horrendos momentos solo eran material para sus libros. El campo. La huida. La muerte. La guerra. No volveré a escribir redacciones”. Esa frase final todavía reverbera en mí de manera sorprendente. Tal vez todo lo que escribamos, incluido este top, sean meras redacciones… Tal vez ver cine se haya fusionado también con alcanzar valoraciones mientras todavía estás sentado en la butaca. No lo sé. Tampoco sé si es malo.

Mejor Twist: Lo que a priori es un documental sobre el conflicto vasco muta en una película de espías donde los protagonistas del thriller acaban siendo también los directores. No destriparé aquí el giro de Mudar la piel (Ana Schulz & Cristóbal Fernández) pero su discurso sobre la representación es uno de los más potentes y pertinentes del año.

Mejor ensayo (y Power Point): Lars Von Trier realizando una clase magistral sobre su percepción del mundo & del cine, y de su mundo & su cine en The House That Jack Built (Lars Von Trier).

Mejor reparto: John C. Reilly, Joaquin Phoenix, Jake Gyllenhaal y Riz Ahmed en The Sisters Brothers (Jacques Audiard) consiguen un milagro: funcionan perfectamente de manera individual, en parejas, en grupo y con la cámara.

Mejor actriz: Juliette Binoche se atreve con todo en dos de las mejores películas del año: Un sol interior y High Life, ambas de Claire Denis.  Su trabajo en Viaje a Nara (Naomi Kawase) y Non-Fiction (Olivier Assayas) es igualmente deslumbrante pero las películas no están a su altura.

Mejor actor: Lily Franky en Shoplifters (Hirokazu Koreeda), tal vez la película más redonda y emocionante del año.

Mejor secundaria: Olivia Colman en The Favourite (Yorgos Lanthimos), la película en la que el cineasta griego se confirma como alguien capaz de retratar la crueldad y la locura pero también se descubre como alguien capaz de empatizar con ella. Colman tiene mucho que ver al respecto.

Mejor secundario: Luis Zahera en El Reino (Rodrigo Sorogoyen), un personaje (y una película) que gana mucho si se lee como si fuese una historieta de Mortadelo y Filemón.

Mejor estrella: El Bradley Cooper director de Ha nacido una estrella ha entendido perfectamente lo que supone retratar y retratarse al otro lado de la cámara: no se trata tan solo de buscar la telegenia o lo espectacular sino de organizar la emoción a través de una coreografía de miradas y cuerpos que se tocan. De saber matizar los arquetipos y anclarlos en tierra.

Mejor secuencia: No ha habido ninguna secuencia más preciosa y poderosa en el cine de 2018 que aquella en que la música del órgano de la Iglesia se “escapa” en Lázaro feliz (Alice Rohrwacher), uno de los milagros de 2018.

Mejor plano secuencia: No hay competición posible. El plano secuencia en 3D que conforma la segunda mitad de Largo viaje hacia la noche (Bi Gan) hace que forma y fondo se fusionen anclándonos tanto en lo real como en lo onírico. Nunca la luz de una bengala se encuadró tan bien en un plano.

Mejor plano: Aunque la película no me convence del todo, el plano del lago de Cold War (Pawel Pawlikowski) me parece una proeza técnica donde se combina de manera perfecta la luz, el encuadre, el cuerpo, la textura y el movimiento.

Mejor travelling: Lila y Violeta interpretando en Quien te cantará (Carlos Vermut) un mismo número musical en un travelling circular. La secuencia vuela tan alto que me queda la duda de si los minutos posteriores a ese instante eran necesarios o no.  En cualquier caso, la disección del melodrama que hace Carlos Vermut es pura armonía.

Mejor plano/contraplano: Las imágenes de Isra niño en La leyenda del tiempo contrapuestas al Isra adulto de Entre dos aguas (Isaki Lacuesta), como si el diálogo tuviese lugar en realidad dentro de sí mismo.

Mejor plano aéreo: El avión aterrizando sobre Ciudad de Méjico mientras la voz en off de Natalia López lee una carta en Nuestro tiempo (Carlos Reygadas).

Mejor motivo visual: Hay cintas que están construidas en torno a una imagen que va más allá de la propia película y en Angelo (Markus Schleinzer) llegamos a ese motivo en el clímax. La cinta es irregular pero la transformación de su protagonista en objeto me parece uno de los instantes más reseñables del año: triste, patético, doloroso, consecuente y, desgraciadamente, basado en una historia real.

Mejor plano encadenado: Mandy (Panos Cosmatos) no me cautivó tanto como a la mayoría pero su arrojo visual es siempre fascinante. La secuencia en que el rostro de Andrea Riseborough se convierte en el de Linus Roache a través de un encadenado teñido de un rojo insoportable me parece una de los momentos del año.

Mejor delirio visual: Todo cabe en Night Is Short, Walk On Girl (Masaaki Yuasa): competiciones de borracheras, calzoncillos que desaparecen, discusiones y bailes sofistas, librerías nocturnas de segunda mano, obras musicales anarquistas, resfriados mortales y mucho amor de todo tipo. Vivimos una noche en la vida de la protagonista pero cuatro estaciones distintas. Ninguna película de 2018 me ha puesto tan feliz como ésta, la mejor animación del año.

Mejor montaje: Il Diario di Angela – Noi Due Cineasti. Pocas cosas más emocionantes que asistir al trabajo de Yervant Gianikian montando un puzzle sobre Angela Ricci Lucchi.

Mejor elipsis: Aquella que parte en dos Lázaro feliz (Alice Rohrwacher), una película que podría ponerse como ejemplo en 20 puntos de esta lista y nunca dejaría de ser justo.

Mejor uso del material de archivo: Los audios de Ainhoa, yo no soy esa (Carolina Astudillo). Creo que nada me ha roto tanto en todo el cine del año.

Mejor Flashback: Cuando la protagonista de The Tale (Jennifer Fox) recuerda el escarceo que tuvo cuando era adolescente con un hombre mayor se recuerda a sí misma como una quinceañera enamorada. A medida que la película avanza ese flashback muta y la adolescente se convierte en alguien más cercano a la realidad: una niña pequeña. La aventura amorosa se revela como abuso tanto para ella como para nosotros y el cambio en el casting nos da un mazazo tan fuerte como la historia.

Mejor rima: Dos niños vestidos de astronauta en diferentes momentos de Roma (Alfonso Cuarón). Independientemente de la clase, al final todos jugamos a lo mismo.

Mejor secuencia de acción: París, una de las ciudades más cinematográficas del mundo, nunca se había rodado con tanta precisión y plenitud como en toda la increíble set piece de Mission: Impossible – Fallout (Christopher McQuarrie)

Mejor detalle de acción: El frenético viaje en coche de Tu hijo (Miguel Ángel Vivas) donde la acción pasa por impedir que un teléfono móvil se bloquee.

Mejor simulacro de acción: Toda Ready Player One (Steven Spielberg) es una maravilla de blocking y puesta en escena pero la secuencia en que Spielberg juega a los reflejos con el Kubrick de El Resplandor me parece especialmente brillante.

Mejor título: Can You Ever Forgive Me? (Marielle Heller) me parece una manera preciosa de titular una película, especialmente porque la protagonista nunca llega a pronunciar esas palabras bajo su identidad sino bajo de la de Dorothy Parker. Y ya sabemos lo que ella piensa al respecto: “I’m a better Dorothy Parker than Dorothy Parker”.

Mejores títulos de crédito: La secuencia de créditos final de Spider-Man: Un nuevo universo (Bob Persichetti, Peter Ramsey & Rodney Rothman) podría haberla diseñado Charlie Kaufman. Además, termina en una escena post créditos que abraza su naturaleza meme de manera tan refrescante y disparatada como el resto de la película. La mejor película de superhéroes del año tiene una caligrafía visual a la altura.

Mejor trailer: Climax (Gaspar Noe). Bailarines. Una fiesta. Vinilos. Una sangría. Chicas. Un niño. Una bandera. Una sangría. Un pasillo. Un espejo. Un bosque. Una sangría. Unas risas. Nieve. Gritos. Una sangría. Bailarines. Una fiesta. DJ Daddy. Una sangría. Chicas. Una bandera. Un pasillo. Una sangría. Un cuchillo. Un espejo. Sangre. Una sangría. Lágrimas. Nieve. Fuego. Una sangría.

Mejor momento musical (en película musical): “Yo soy el fuego” del grupo Siempreverde en el segundo capítulo de La Flor (Mariano Llinás).

Mejor momento musical (en película no musical): Cuando Cynthia Erivo canta “This Old Heart of Mine” de los Isley Brothers en la excelente Bad times at the El Royale (Drew Goddard), el tiempo se para tanto para sus protagonistas como para la audiencia. La cinta tiene, además de la mejor canción, el mejor jukebox del año.

Mejor baile: El montaje paralelo entre la danza y la muerte en Suspiria (Luca Guadagnino), la mejor secuencia de una película reencuadre (más que remake) que merecía mucha mejor prensa de la que ha tenido.

Mejor secuencia de sexo: Juliette Binoche y una máquina & Juliette Binoche y un Robert Pattinson dormido en la extraordinaria High Life (Claire Denis).

Mejor película meta(saca): El personaje de Vanessa Paradis es interrogado en una comisaría de policía e inmediatamente después ella recrea ese encuentro a modo de escena porno gay en una película que ella misma dirige. Un couteau dans le coeur (Yann Gonzalez) pasó casi desapercibida en festivales pero me parece el mejor Giallo del año, uno metacinematográfico pero que nunca se ahoga en referencias.

Mejor muerte: El terrorífico midpoint que rompe en dos Hereditary (Ari Aster), si bien, en realidad, lo realmente espeluznante es todo lo que viene a continuación: el camino de vuelta, la entrada en la casa, la puerta cerrada y la habitación. Aster da, además, con uno de los mejores conceptos de puesta en escena del año: convertir el hogar de los protagonistas en una casa de muñecas a través del encuadre.

Mejor resurrección: El perro congelado de Dogman (Matteo Garrone).

Mejor inicio: El comienzo de Rojo (Benjamín Naishtat) con ese plano general fijo de una casa que poco a poco es desvalijada por los vecinos del barrio, unido a la secuencia posterior donde asistimos a una pelea verbal en un restaurante. 

Mejor final:  Schrader se guarda uno de los pocos movimientos de cámara de El reverendo (Paul Schrader) para el desenlace. De repente, Dreyer inunda la historia y esta se convierte en algo distinto: en un sueño, en un milagro y, sobre todo, en una pequeña esperanza. El auténtico cambio climático de la cinta.

Película donde quedarse a vivir: Lo que esconde Silver Lake (David Robert Mitchell).

Película donde quedarse a morir: The Other Side of the Wind (¿Orson Welles?).

Película que más alegrías personales me ha dado en 2018: Viaje al cuarto de una madre (Celia Rico Clavellino).

Extra: Mejores películas estrenadas en España en 2018 pero que ya aparecieron en la lista de 2017 (en orden alfabético): 120 pulsaciones por minuto (Robin Campillo), Braguino (Clément Cogitore), Call me by your name (Luca Guadagnino), Caras, Lugares (Agnès Varda & JR.), El hilo invisible (P.T. Anderson), El león duerme esta noche (Nobuhiro Suwa), Good Time (Ben & Joshua Safdie), La fábrica de nada (Pedro Pinho), Los papeles del Pentágono (Steven Spielberg), Niñato (Adrián Orr), The Florida Project (Sean Baker), Trinta Lumes (Diana Toucedo), Western (Valeska Grisebach), Wonderstruck. El museo de las maravillas (Todd Haynes), Zama (Lucrecia Martel).